Los restos del escritor peruano Mario Vargas Llosa fueron cremados este lunes 14 de abril en una ceremonia íntima, tal y como deseaba el Nobel de Literatura de 2010, en el Centro Funerario y Crematorio del Ejército de Chorrillos.
Allí los trasladados desde su casa en Lima, tras su muerte, y después de la cremación fueron entregados a sus tres hijos: Álvaro, Gonzalo y Morgana.
Álvaro y Gonzalo portaban dos urnas, una mayor que otra, mientras que su madre y esposa del literato, Patricia Llosa, los esperaba en el exterior de las instalaciones.
El cortejo fúnebre partió a las 16:10 hora local de la casa de Vargas Llosa, en el distrito de Barranco, menos de 24 horas después de que sus hijos anunciaran a través de sus redes sociales que el escritor nacionalizado español había fallecido a los 89 años en su domicilio.
Tras la breve ceremonia, los familiares del escritor arequipeño se encaminaron a sus vehículos y abandonaron la zona.
Álvaro Vargas Llosa había reiterado ante los medios, en nombre de la familia, que la despedida será en la más estricta privacidad y pidió a la prensa que se encontraba en la puerta de su casa y a los ciudadanos que respeten la privacidad de la despedida de su padre, quien no quiso ceremonias póstumas en su honor.
«Hemos acordado tratar de llevar este duelo en la intimidad, por eso estamos velando a mi padre en casa, en lugar de hacerlo en un lugar público», expresó el primogénito del escritor horas antes del traslado del cuerpo.
Por ese motivo, rogó a los medios «que respeten esa privacidad», lo que implica que van a «evitar hacer más declaraciones» más allá de las que ofreció este lunes 14, por respeto a los medios, «al público y a las personas que han hecho llegar sus mensajes de afecto y de cariño».
«No tengo otra cosa que decir que el Perú ha perdido a uno de sus mejores hombres y nosotros a un ser infinitamente querido a quien amos a echar de menos», afirmó Álvaro Vargas Llosa.
Con información de EFE