Caracas.- Este domingo, miles de venezolanos se congregan en iglesias, plazas y espacios públicos para conmemorar el Domingo de Resurrección, el cierre solemne de la Semana Santa y uno de los días más importantes del calendario cristiano. En todo el país se vivieron misas multitudinarias, procesiones cargadas de fervor y actividades religiosas que reafirmaron la fe del pueblo venezolano.
Desde los templos del centro de Caracas hasta las iglesias coloniales de Mérida, pasando por los pueblos costeros y andinos, el sonido de las campanas marcó el fin del luto y el inicio de la alegría: Cristo ha resucitado. Las homilías de este día invitaron a la reconciliación, la paz y la unión entre los venezolanos, en un momento en que el país busca reencontrarse consigo mismo y con un futuro más luminoso.
Fe que no se apaga: iglesias llenas y corazones encendidos
Monseñor Jesús González, obispo auxiliar de Caracas, expresó que “la Resurrección no es solo un hecho de fe, es una invitación permanente a levantarnos como país, a creer que podemos salir adelante desde la solidaridad, la justicia y el respeto por el otro.”
En Barquisimeto, la Arquidiócesis reportó una asistencia sin precedentes a las actividades religiosas de la semana. “Se ha visto un pueblo sediento de fe y de esperanza. Este domingo nos recuerda que no todo está perdido”, declaró el padre Rafael Azuaje, párroco de una de las iglesias más concurridas del estado Lara.
Tradición y religiosidad popular: un cierre lleno de identidad
En todo el territorio nacional, las tradiciones populares también tomaron protagonismo. En Chuao y Curiepe, las comunidades afrolatinas celebraron con cantos y danzas en honor al Cristo Resucitado, mientras que en Los Andes se vivieron las procesiones con el Santo Sepulcro y su posterior regreso glorioso como Cristo vivo.
En Maracaibo, las oraciones se mezclaron con gaitas en tono festivo y en la Isla de Margarita, los pescadores ofrecieron sus faenas en agradecimiento. El Domingo de Resurrección, además de su dimensión espiritual, reafirma la cultura religiosa venezolana como un punto de encuentro comunitario.
Una luz en tiempos inciertos
Analistas señalan que, en medio de las tensiones económicas y sociales que atraviesa el país, la fe ha sido uno de los elementos que ha logrado mantener cohesionado al pueblo venezolano.
“La Semana Santa es también una válvula de escape, una forma de volver a lo esencial. En Venezuela, la religiosidad popular sigue viva y es un símbolo de resistencia cultural”, explicó el sociólogo José Leonardo Briceño.
La celebración del Domingo de Resurrección llega con un mensaje claro: aunque la cruz pese, la esperanza resucita. En cada misa, en cada rezo colectivo, y en cada acto de fe silencioso, los venezolanos no solo conmemoran un hecho divino, sino que también proclaman su voluntad de seguir adelante, en comunidad, con dignidad y con la esperanza puesta en un porvenir más justo y fraterno.
Por Vanguardia Venezuela
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