El Parlamento de Italia dio este jueves el primer paso para convalidar un decreto-ley del Gobierno de Giorgia Meloni que limita la concesión de la nacionalidad a descendientes de italianos en el extranjero.
La nueva legislación prevé que los descendientes de italianos nacidos en el extranjero solo recibirán la nacionalidad automática durante dos generaciones: es decir, si al menos un progenitor o un abuelo han nacido en Italia.
Asimismo, impone a los italianos nacidos y residentes en el extranjero mantener vínculos reales con el país europeo, ejerciendo sus derechos y deberes al menos una vez cada veinticinco años.
La tercera fase de esta reforma obligará a los interesados en obtener la nacionalidad a presentar su solicitud ante un ente del Ministerio de Exteriores y ya no podrán hacerlo en los consulados.
El texto ha sido aprobado en el Senado, con 81 votos a favor y 37 en contra, y ahora deberá ser validado también en la Cámara de los Diputados para culminar su tramitación.
«Este resultado es muy importante porque la medida pretende devolver dignidad y significado a un derecho que debe estar basado en un vínculo verdadero con Italia, no solo burocrático sino también cultural», declaró el ministro de Exteriores, Antonio Tajani.
Los italianos en el extranjero han crecido un 40 % en la última década, pasando de los 4,6 millones a los 6,4 millones, especialmente en Sudamérica.
Con información de Efe