Las recientes redadas migratorias en obras de edificaciones en regiones como Florida y Luisiana amenazan la industria constructora de Estados Unidos, en la que uno de cada cuatro trabajadores a nivel nacional es inmigrante, una proporción que sube hasta 75% en grandes ciudades como Miami.
La alarma crece tras la detención de más de 100 migrantes de México, Colombia, Guatemala, Nicaragua, El Salvador y Honduras en un sitio de construcción la semana pasada en Tallahassee, la capital de Florida, dos semanas después de una redada similar en The Villages, en el mismo estado, con más de dos docenas de arrestos.
Estos operativos, replicados en estados como Luisiana y Nueva York, atemorizan a migrantes albañiles, quienes prefieren ausentarse a arriesgarse a la deportación, contó a EFE el hondureño Aarón Pineda, quien tiene un Estatus de Protección Temporal (TPS) y realiza obras en Miami.
«Nosotros, los latinos, somos los que sacamos este país adelante, si no fuera por los latinos aquí no se moviera esto. Nosotros somos la fuerza de sacar el país adelante, así como se está viendo, y hoy en día uno se siente temeroso por todo lo que está pasando, que no se había visto», declaró.
La nueva meta del Gobierno de Donald Trump de sumar 3.000 deportaciones diarias pone en riego en particular a la construcción, sector en el que 25,7% de los trabajadores son inmigrantes y 14,1% del total son indocumentados a nivel nacional, según el American Immigration Council.
En grandes ciudades, como Miami, hasta tres de cada cuatro trabajadores de construcción son inmigrantes, apuntó Ned Murray, director asociado del Centro Metropolitano en la Universidad Internacional de Florida (FIU).
Con información de EFE