Chiclayo, la ciudad peruana de la que el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost fue obispo durante casi una década, celebró este jueves 8 de mayo su elección como Papa, bajo el nombre de León XIV, y lo recordó como uno de los suyos.
En su primer mensaje al mundo, al asomarse al balcón de la Basílica de San Pedro tras ser elegido pontífice, Prevost, quien también tiene nacionalidad peruana, mandó un saludo,» en modo particular», a su «querida diócesis de Chiclayo en el Perú».
Sus palabras desataron la emoción en su antigua casa en el país suramericano.
«Estamos muy contentos por esta elección muy bonita, una sorpresa. Tener un Papa peruano nos llena de júbilo, de alegría. (Prevost) aquí siempre ha celebrado la misa dominical», expresó a EFE Alicia, una feligresa que acudió a la catedral de Chiclayo.
Celebró la oportunidad de tener a «un papa cercano, humilde y sencillo», que, tal y como recuerda, «ha decidido mojarse en el barro con sus botas» cuando el fenómeno de El Niño anegó la ciudad en 2019 y 2020.
Ana María, otra de las feligresas que acudió a la basílica y catedral de Santa María, manifestó estar «supercontenta y agradecida de nuestro padre celestial».
Recordó la evolución de la carrera que llevó al joven sacerdote estadounidense a convertirse en el papa León XIV y se mostró convencida de que va a guiar por el buen camino a la Iglesia católica.
Un grupo congregado a las afueras del templo lanzó vivas a Chiclayo y subrayó que León XIV es «un Papa de corazón chiclayano».
Otros pidieron al “Niño del Milagro de Eten”, nombre de una supuesta aparición del Niño Jesús en una hostia consagrada durante una eucaristía en 1649, que bendijo el cardenal Prevost.
Bruno, un trabajador de la catedral, dijo que se sintió «contento» cuando se supo que el prelado estadounidense iba a convertirse en obispo de Roma.
«Todo Chiclayo saltó de alegría. Siempre nos aconsejaba vivir en paz, felices y unidos y que siempre, lo importante es estar felices en nuestra Iglesia católica», recordó.
Por su parte, Edmundo recordó que a su obispo le gustaba el ceviche, el cabrito y «toda la comida norteña» de Perú.
«Para toda su vida, Chiclayo va a quedar en su corazón», aseveró.
Con información de EFE