Tras las protestas por las redadas contra la inmigración en Los Ángeles, el presidente estadounidense, Donald Trump, envió miles de tropas de la Guardia Nacional y cientos de marines para defender los edificios federales, una medida que ha sido fuertemente criticada por el gobernador de California.
Entrenada para dar respuesta rápida en situaciones de emergencia, la Guardia Nacional es una fuerza militar de reserva dentro de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, lo que significa que la mayoría de sus miembros prestan servicio a tiempo parcial mientras desempeñan trabajos civiles o realizan otras actividades.
Como fuerza de respuesta, la Guardia Nacional puede ser movilizada rápidamente para hacer frente a situaciones de emergencia en suelo estadounidense, normalmente catástrofes naturales.
Asimismo, puede ser activada para su despliegue en zonas de combate, especialmente en caso de guerra.
A diferencia de otros cuerpos del ejército estadounidense, la Guardia Nacional desempeña funciones tanto a nivel estatal como federal, y está organizada en agrupaciones con base en los 50 estados del país, así como en el Distrito de Columbia.
Como fuerza de base estatal, generalmente es el gobernador de un estado o territorio quien activa y comanda la Guardia Nacional cuando es necesario.
Sin embargo, en algunas situaciones la Guardia Nacional puede ser «federalizada» por el presidente, con lo que queda bajo su control hasta que finalice la misión federal específica, como ocurre actualmente en Los Ángeles.
En caso de huracanes, incendios forestales e inundaciones, a menudo se recurre a la Guardia Nacional para que ayude a evacuar zonas peligrosas, entregue suministros en lugares aislados o proporcione el equipo especializado necesario para retirar escombros peligrosos.
Recurrir a la Guardia Nacional para gestionar disturbios públicos ya se ha hecho anteriormente, pero el despliegue actual es inusual.