El Vaticano abrió este miércoles 23 de abril las puertas de la basílica de San Pedro para que los fieles pudieran presentar sus últimos respetos al papa Francisco. Miles de personas llenaron el pasillo central, flanqueados por los guardias suizos.
El cuerpo del pontífice argentino, el primer latinoamericano de la historia, quien murió el pasado lunes 21 a los 88 años, tras sufrir un derrame cerebral, permanecerá en la basílica vaticana hasta el funeral y entierro previsto para las 10.00 de la mañana (hora local) del sábado 26, en la plaza de San Pedro.
El período de duelo público comenzó a las 11.00 de la mañana (hora local) después de que el ataúd del obispo de Roma fuera trasladado desde la capilla de Santa Marta del Vaticano a la Basílica.
Los portadores llevaron el sencillo ataúd de madera sobre sus hombros a través de los arcos del Vaticano que conducen a la plaza de San Pedro y a la basílica, seguidos por los cardenales ataviados con sotanas escarlata, obispos con túnicas púrpuras y los guardias suizos con sus uniformes dorados y azules.
El cardenal camarlengo Kevin Farrell, quien administra el Vaticano temporalmente hasta que se elija un nuevo Papa, encabezó la procesión, con nubes de incienso precediéndolo mientras el coro de la iglesia comenzaba a cantar el himno de la Letanía de los Santos.
Los cardenales se acercaban por parejas al ataúd, se inclinaban y hacían la señal de la cruz, seguidos por pequeños grupos de obispos, ujieres, sacerdotes y monjas.
Los dolientes en la plaza observaron mientras el ataúd del pontífice pasaba junto a ellos, a lo largo del mismo camino que el Papa había recorrido apenas unos días antes, el Domingo de Pascua, en lo que se convirtió en su último recorrido en papamóvil entre los fieles.
“Para mí, el papa Francisco representa un gran pastor, así como un gran amigo para todos nosotros”, dijo Micale Sales, de visita en la basílica de San Pedro desde Brasil.
Por su parte, el australiano Amit Kukreja dijo que “difundió un mensaje positivo en todo el mundo, diciendo que no debería haber violencia, debería haber paz en todo el mundo”.

En una rampa inclinada ante el altar
Una vez dentro de la basílica, del siglo XVI, su ataúd no fue colocado en un catafalco elevado, como fue el caso con Papas anteriores, sino que simplemente se colocó en una rampa inclinada ante el altar principal, de cara a los bancos, con cuatro guardias suizos de pie a su lado.
La disposición respondía a los propios deseos de Francisco de que todos los rituales que rodean un funeral papal fueran simplificados y reflejaran el papel del Papa como un simple pastor, no un líder mundial.
“Mira con bondad, Señor, la vida y las obras de tu siervo, nuestro papa Francisco”, dijo Farrell desde el altar. “Dale la bienvenida en la morada de luz y paz perpetuas y concede que tu pueblo fiel pueda seguir fervientemente sus pasos, dando testimonio del Evangelio de Jesús”.
Hasta el viernes

Se espera que varios jefes de estado acudan el sábado 26 al funeral de Francisco, pero los tres días de velatorio público permitirán que los católicos de a pie lloren a Francisco.
La basílica de San Pedro permanecerá abierta hasta la medianoche para acomodar a las multitudes, un período de luto que terminará el viernes a las 7.00 de la noche (hora local), cuando el ataúd sea cerrado y sellado.
La muerte y el funeral de Francisco dan inicio a un período de transición cuidadosamente orquestado en la Iglesia católica, en el que los cardenales se reunirán durante la próxima semana antes de entrar en un cónclave, el ritual secreto de votación en la capilla Sixtina para elegir un nuevo papa.
Hay 135 cardenales menores de 80 años elegibles para votar en el cónclave, y es probable que el nuevo pontífice provenga de sus filas. No se espera que el cónclave comience antes del 5 de mayo.
El primer velatorio de Francisco se celebró en la Domus Santa Marta, en una ceremonia privada para los residentes del Vaticano y la casa papal.
Imágenes difundidas por el Vaticano el martes mostraron a Francisco en un ataúd abierto, vistiendo la tradicional mitra de los obispos y túnicas rojas, con las manos cruzadas sobre un rosario. El número dos del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, fue fotografiado rezando junto a Francisco.
Con información de AP