El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, expresó su inquietud ante un nuevo y preocupante fenómeno migratorio: el creciente número de personas que llegan a su país desde el norte, en un flujo inverso a la ruta hacia Estados Unidos. Este cambio, según Mulino, se debe a que a muchos migrantes se les ha impedido la entrada al territorio estadounidense.
Durante su conferencia de prensa semanal, el mandatario panameño reveló que hasta la fecha, las autoridades han contabilizado 11.810 personas en este flujo de norte a sur. La mayoría de estos viajeros son de nacionalidad venezolana, seguidos por colombianos, peruanos, ecuatorianos y, en menor medida, personas de fuera del continente como nepales, cameruneses e iraníes.
La selva del Darién fue utilizada por más de un millón de migrantes irregulares en los últimos años generando una crisis humanitaria sin precedentes en la región. El pasado 14 de mayo el Gobierno de Panamá cerró la principal estación migratoria a la salida de la selva, fronteriza con Colombia.
Este nuevo escenario plantea un desafío adicional para Panamá, que ahora debe gestionar un flujo migratorio bidireccional y las implicaciones humanitarias y logísticas que esto conlleva.
Con información de EFE.