Las protestas contra las redadas migratorias del presidente Donald Trump se multiplicaron por Estados Unidos este miércoles a pesar del despliegue de la Guardia Nacional y los Marines en Los Ángeles y las amenazas de represión.
Una segunda noche de toque de queda también entró en vigor en el centro de la metrópolis como medida para controlar los actos de vandalismo y saqueos que se produjeron en días anteriores.
Alrededor de 1.000 reservistas de los 4.700 que Trump ordenó enviar a la ciudad vigilaban la zona y trabajaban en estrecha colaboración con agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), informó Scott Sherman, al mando de las operaciones.
En el resto figuran 700 Marines en activo, algunos de los cuales reciben entrenamiento para lidiar con disturbios civiles, añadió.
El Pentágono ha declarado que el despliegue costará a los contribuyentes 134 millones de dólares.
«Desde el 6 de junio, ha habido 330 migrantes ilegales arrestados como parte de estos disturbios en Los Ángeles», de los cuales 113 con «condenas penales previas», afirmó la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en rueda de prensa.
«El presidente Trump nunca permitirá que el gobierno de la turba prevalezca en Estados Unidos», dijo la vocera, según la cual «el deber más básico del gobierno es preservar la ley y el orden», agregó.
Con información de AFP